Centro histórico
El inmueble objeto de este proyecto se encuentra en el centro histórico de la ciudad, en una de las parcelas limítrofe al trazado de la segunda cerca que, en el siglo XVI, aún delimitaba el núcleo urbano de la ciudad.
La calle actual nombrada como “Leopoldo Cano”, lo es desde el 20 de diciembre de 1901 por decreto municipal, en honor de D. Leopoldo Cano y Masas (Valladolid, 13 de noviembre de 1844-Madrid, 11 de abril de 1934), militar, escritor y miembro de la Real Academia Española de la Lengua de la que ocupó el sillón “a” entre 1910 y 1934.
Según Agapito y Revilla (Las Calles de Valladolid, 1930, Ed. Fác. Máxtor, 2004, pp. 242-244) ya en 1560 la calle tenía el nombre de “Calle de las Damas”, nombre que mantuvo hasta 1901. No aclara el erudito arquitecto vallisoletano el origen y motivo de esta denominación toponímica, aunque es ciertamente triste, la pérdida de estos nombres de casi 500 años, para nombrar personas o vecinos, por muy ilustres que fueran.
núcleo altomedieval
Esta calle, pertenece al núcleo de las manzanas más antiguas de la ciudad, aquéllas que estaban contenidas dentro de la primera cerca, que conformaban el núcleo altomedieval preansuriano, del que no existen noticias históricas.
En el plano de Ventura Seco, puede apreciarse aun la morfología de la calle heredera de la trama medieval, y con la parcelación y el caserío que difiere poco del que muestran los planos posteriores de la ciudad.
"Gran Vía"
El sistema de caserío medieval y el trazado tortuoso de callejuelas estrechas y pintorescas, se conserva casi intacto hasta el siglo XX, si bien, en el último tercio de este siglo se produce el terrible proyecto de la denominada “Gran Vía” bajo los auspicios del alcalde Miguel Íscar, calle recta y ancha -materializada solo parcialmente en la actual calle de Felilpe II- que como prolongación de Platerías, pretendía conectar la zona sur comercial de la ciudad -revalorizada con la llegada del Ferrocarril- con la zona norte administrativa, ubicada en la Plaza de San Pablo.
Este dramático Sventramento se llevó por delante muchos palacios renacentistas, y la totalidad del caserío y la traza medieval del núcleo fundacional de la ciudad (CARAZO, E. Valladolid, Forma Urbis, 2010), y aunque el derribo previsto de la Iglesia de la Vera Cruz terminó evitándose milagrosamente, la zona entera sufrió una gran transformación urbana e inmobiliaria, con lo peor de la arquitectura especulativa de la modernidad desarrollista de los años 60 del siglo XX.
En la secuencia histórica cartográfica que mostramos abajo puede observarse esta continuidad urbana, que permanece aun en la trama urbana hasta incluso el plano municipal de 1941, aunque se aprecia ya la apertura del extremo de Felipe II, y la nueva alineación y el ensanche de la calle.
Julián Palacios, 1879
El edificio actual es originario de un proyecto del Maestro de Obras Julián Palacios de 1879 (AMVA CH 00312 – 029), en cuya solicitud se mencionan dos casas anteriores que habían sido demolidas, estando en ese momento las parcelas en condición de solar. El Ayuntamiento contesta que el arquitecto municipal procederá l correspondiente señalamiento de línea, y se otorga la licencia. Lo cual demuestra que el edificio está sujeto a nueva alineación y que se retranquea dejando terreno para la vía pública, como puede verse en el plano de 1863. Joaquín Ruiz Sierra, arquitecto municipal, indica que la calle tendrá una nueva anchura de 8 metros, para lo que el solar deberá ceder 3,5 m. a la vía pública, indemnizando al propietario con mil quinientas ochenta y dos pesetas y cincuenta y seis céntimos.
El proyecto, como era costumbre en la época, solo incluye una alzado a la calle, en el que se aprecia un sistema compositivo clásico, con organización simétrica de huecos impares, dos miradores en los extremos y tres huecos de balcones centrales, todos ellos rematados por unas ventanitas horizontales en un piso ático, y una cubierta con dos troneras también centradas en la composición general.
Las alturas utilizan una planta baja de gran altura que da acceso a un portal y paso de carruajes al patio, ubicándose en un extremo, y el resto para una vivienda en lo que se denominaba entresuelo, a cierta altura de la calle. Los pisos primero y segundo son iguales, y sobre ellos el citado ático y cubierta.
No tenemos información de la ocupación en planta del nuevo edificio, aunque en esencia es el que se conserva en la actualidad.
Benjamín Gutiérrez, 1935
Posteriormente, ya en 1935 (AMVA C 01057 – 004), el arquitecto Benjamín Gutiérrez lleva a cabo una reforma de la fachada, sustituyendo los miradores originales de madera por otros de fábrica, determinando la actual imagen del edificio.